martes, 22 de octubre de 2013

CALANGO: EL VALLE DE LAS PIEDRAS, EL CAMARÓN Y LAS MANZANAS DELICIAS


Existe un creciente interés por promocionar y dar a conocer otros destinos turísticos cercanos a Lima. En esta ocasión, la Revista Digital Rumbos de Sol&piedra publica un interesante artículo sobre el distrito cañetano de Calango, que presenta bondades como su cercanía a Lima, su producción frutícola y su patrimonio cultural. Otro interesante artículo del periodista asiano Iván Reyna Ramos. 


Calango es uno de los dieciséis distritos de la provincia de Cañete. Se llega en 4x4, bicicleta, a caballo, en combi, en moto. Otros llegan haciendo trekking. En el pueblo de Mala hay combis que van a Calango por cinco soles, y tardan media hora en cubrir 20 kilómetros. Ya falta poco para que se termine de asfaltar la carretera. Todo sobre ruedas.

Juan Ávila Cuya, iba al volante de su moto lineal. Juan es un calanguino de pura cepa, conoce su pueblo al dedillo, estudió en Valle Grande, y su trabajo de agrónomo es recorrer el valle. “Hace 30 años el boom de Calango era la manzana delicia”, me habla mientras baja la velocidad para pasar la curva denominada “Piedra Angosta”. Un minuto antes habíamos dejado el pueblito de Aymará.

El viajero puede vivir la naturaleza, engreírse con frutas de estación, abrigarse de pueblitos humildes y hasta cruzar el viejo puente “Correviento”. Esta es la tierra de la manzana delicia, el pacae, el pepino y las infaltables pitajayas silvestres. El 4 de noviembre Calango está de fiesta al cumplir un año más de creación política. Una buena ocasión para recorrer este valle de acuarelas.

En el camino hay restaurantes que ofrecen excepcionales platillos en base a camarones. También los mejores potajes de cuyes. La sopa seca, la carapulcra. Y siempre hay bodegas artesanales con los mejores vinos de uva borgoña, uva quebranta, uva Italia. Un tentador pisco es suficiente para seguir recorriendo el valle.

Aquí se respira aire fresco y la conciencia vuelve a su lugar. Las cañabravas, los carrizos y los pájaros bobos forman un colchón verde en medio de la quebrada. Embarcarse en una oroya para cruzar el río Mala es fantástico. Hay piedras por todos lados, restos arqueológicos, grutas de piedra, bodegas artesanales, una Iglesia que huele a sahumerio por la piedad a la Virgen de la Candelaria.

Las crónicas dan cuenta que los primeros pobladores tenían la costumbre de venerar una inmensa piedra. Se sabe por el cacique de Calango Juan Pachao -en 1611- que la piedra se llamaba Coyllur Sayana (Piedra de la Estrella).
En ese entonces el cura de Calango era Agustín Aller, quien mandó copiar los caracteres de la piedra y los envió a España, después tuvo respuesta que se trataban de escrituras hebreas. En 1625, el arzobispo de Lima Gonzalo Ocampo, ordenó destruir la piedra por parecerla una práctica de idolatría.

Ya en 1961, el antropólogo Américo Albarrán Melgarejo, logró calcar 96 grafías, pero sin determinar de qué se trataban. Una desventaja –según las crónicas– es que buena parte de los símbolos fueron borrados, algunos por los sacerdotes españoles y otros por los brujos del valle que recetaban el polvo de esta piedra en la cura de enfermedades.
Lo poco que se sabe es que los símbolos son mensajes conocidas hoy como leyendas, culto al sol, la luna, las estrellas, las nubes, escenas de agricultura, pesca y caza. Se trata, entonces, de las vivencias de los antiguos calanguinos de unos 8,000 años antes de Cristo. Así es Calango, con sus historias y sus paisajes de ensueños. Buen viaje.

ENLACE RELACIONADO:
http://www.rumbosdelperu.com/calango-el-valle-de-las-piedras-el-camaron-y-las-manzanas-delicias-V1063.html

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